ACTA Nº 194-2006

 

Sesión solemne celebrada por el Tribunal Supremo de Elecciones a las veinte horas del tres de diciembre de dos mil seis, con asistencia de los señores Magistrados Oscar Fonseca Montoya, quien preside; Luis Antonio Sobrado González y Eugenia María Zamora Chavarría.

  

ARTICULO PRIMERO.- Con motivo de las elecciones nacionales para elegir Alcaldes, Síndicos, Concejales de Distrito, Intendentes y Concejales Municipales de Distritos, celebradas hoy en nuestro país, este Tribunal procede a celebrar la presente sesión solemne a fin de dar a conocer a la opinión pública los primeros resultados del escrutinio provisional de votos realizado por las juntas receptoras de votos.

ARTICULO SEGUNDO.- El señor Magistrado Presidente, Lic. Oscar Fonseca Montoya, inicia la sesión expresando lo siguiente:

“Con especial complacencia, el Tribunal Supremo de Elecciones comunica, en esta Sesión pública, acto sencillo pero cargado de fervor patriótico, que todas las 4.852 Juntas Receptoras de Votos previstas para este proceso electoral, se abrieron y funcionaron normalmente sin ningún contratiempo, incluidas las instaladas en los hogares de ancianos, en los centros penitenciarios y en la lejana Isla del Coco, lo cual garantizó que los 2.603.770 electores inscritos y habilitados para votar, tuvieron la oportunidad de hacerlo sin inconveniente alguno; esta es la principal obligación impuesta por la Constitución y la Ley al Tribunal Supremo de Elecciones y por lo tanto, nos debemos sentir satisfechos de la labor cumplida.

Lo que sería lamentable es que un solo costarricense se hubiera quedado sin votar, porque el Tribunal no preparó lo necesario para hacerlo y esto, gracias a Dios y al esfuerzo de nuestros funcionarios y colaboradores, no ha sucedido.

Si hay un alto abstencionismo, como parece indicarlo el cómputo de votos hecho hasta el momento, entonces, se debe a otras razones, nunca imputables al trabajo que el Estado le encomienda al Tribunal.

Ciertamente, el abstencionismo, es un fenómeno que debe preocuparnos a todos los costarricenses; esta preocupación deber ser hasta una obligación, pero las causas, hay que buscarlas en otra parte, no en el trabajo del Tribunal como algunos pocos lo han dado a entender, con una ligereza propia de quienes no profundizan, o no quieren profundizar, en las verdaderas causas de ese fenómeno socio - político que, ciertamente, es complejo.

El proceso que hoy culmina, en consecuencia, desde el punto de vista de la administración electoral, ha sido todo un éxito porque hemos cumplido a cabalidad con las obligaciones que nos impone el ordenamiento jurídico y aunque el abstencionismo, desgraciadamente sea alto, lo cierto es que cualquiera que sea el número de votantes que asistan a cumplir con ese derecho - obligación, el sistema permite que siempre sean electos todos los funcionarios que se necesitan para llenar los cargos de elección popular previstos por la ley y, por lo tanto, ya en estos momentos, todos esos cargos están asignados, sólo falta hacer el cómputo total de votos para saber quiénes son los elegidos.

Por esta razón, nuestro principal eslogan de publicidad, dice “si deja que otros elijan por usted, luego no se queje”. Cuanta verdad hay en esta pequeña expresión.

Dentro de un panorama optimista, es preciso recordar, sin embargo, que estas son las segundas elecciones populares municipales que se realizan, independientes de las de presidente, diputados y regidores, porque con anterioridad, los cargos de alcalde y concejal de distrito, no eran de elección popular.

Pienso que hay que dar más tiempo al elector costarricense para que se convenza de la importancia de estos cargos, pero ese convencimiento no va a ocurrir, si no se introducen simultáneamente al sistema, reformas legales urgentes e indispensables, como las que se discuten a nivel legislativo en estos momentos, referentes a unificar en una sola elección separada de la de presidente y diputados, todos los cargos municipales; cambiar la fecha del proceso para separarlo, por lo menos un año, del presidencial y que el Estado contribuya al pago de los gastos de esa elección como lo hace con la presidencial.

Con estas reformas y el paso del tiempo, estoy convencido que la concurrencia de electores a las elecciones municipales, cada vez será mayor, en la medida en que los funcionarios electos, también pongan su granito de arena, ejerciendo un trabajo apegado a los más elevados principios de probidad y responsabilidad, anteponiendo los intereses comunales a cualquier otro.

La esperanza no se ha perdido; existen maneras de revertir la apatía del electorado; lo que hace falta es voluntad y acción de quienes tienen en sus manos la posibilidad y la obligación de hacerlo y nosotros, el pueblo, de empujar con decisión y fuerza esos cambios.

La responsabilidad, como se ve, es de todos, cada uno desde su propia trinchera.

Hagamos el esfuerzo, vale la pena, el país lo necesita y la democracia lo merece.

El Tribunal Supremo de Elecciones, por su parte, ha propuesto, ha apoyado y por los medios que tiene a su alcance, viene impulsando estas y otras reformas electorales, ahora trabajando muy de cerca con la Comisión de Reformas Electorales de la Asamblea Legislativa, cuyo manifiesto empeño en impulsar y llevar a feliz término esas iniciativas, debe llenar de optimismo a todos los costarricenses que vemos en el fortalecimiento del régimen municipal, la solución de una parte muy importante de nuestros principales problemas comunales que nos aquejan hoy día.

Volviendo al proceso electoral que hoy llega a su fase decisiva y exitosa, es justo reconocer el patriótico esfuerzo de nuestros funcionarios de planta, cuya mística y cariño por el trabajo que hacen está fuera de toda duda; los miles de costarricenses que trabajan ad honoren en las Juntas Electorales, sin cuyo aporte, todo el esfuerzo anterior al día de las elecciones, sería vano, me refiero a los miembros de la Junta, Auxiliares Electorales y Guías electorales; los diferentes cuerpos policiales que con gran responsabilidad y rectitud cuidan de la seguridad del proceso bajo la dirección del emblemático cuerpo de delegados del Tribunal, toda una institución que cada vez se hace más indispensable para el éxito del proceso por la asunción de nuevas funciones; las instituciones estatales que, con gran desprendimiento, nos han brindado su colaboración de muy diversas formas para llevar a buen término estas justas electorales. Un agradecimiento para todos, no sólo del Tribunal, sino, como debe ser, del pueblo de Costa Rica y, en general, para cuantos costarricenses, que por falta de espacio o memoria, he dejado de mencionar pero que, de una u otra forma, han contribuido al éxito de este proceso. Gracias a todos.

Mención especial merecen los medios de comunicación que han puesto un gran empeño en este proceso, informando más allá de lo que ha sido tradicional, incluso sobre la hoja de vida y propuestas de los candidatos a alcalde. Gracias en nombre de la democracia.

Me complace reconocer, una vez más, el patriótico esfuerzo que viene haciendo la iglesia católica para convencer, con argumentos irrefutables, a los costarricenses para que abandonen la apatía electoral porque, en palabras de Monseñor Hugo Barrantes, “el voto es el oxígeno de la democracia”. Cuanta verdad encierra esta sencilla expresión. Gracias iglesia católica por este decisivo apoyo.

Bueno, ya es hora de dar los primeros resultados.”

ARTICULO TERCERO.- Se da lectura, para conocimiento de la opinión pública, de los resultados del escrutinio provisional de las juntas de las cabeceras de provincia, y el resumen de juntas procesadas de San José, Alajuela, Cartago, Heredia, Guanacaste y Puntarenas.

ARTICULO CUARTO.- Se decreta un receso para atender a los medios de comunicación presentes en esta misma sesión.

ARTICULO QUINTO.- A las veinte horas y cuarenta y cinco minutos el Tribunal dispone continuar en sesión permanente a los efectos de atender ampliamente los incidentes de la presente elección.

A las veintidós horas terminó la sesión. 

 
 
 
 
 
Oscar Fonseca Montoya
 
 
 
 
 
Luis Antonio Sobrado González
 
 
 
 
 
Eugenia María Zamora Chavarría